Jueves, 19 Agosto 2021 12:10

El perverso juego de los Estados Unidos en Afganistán

Los talibanes controlan las calles en Afganistán Los talibanes controlan las calles en Afganistán

Con un gasto de más de 1 billón de dólares, fueron ellos quienes financiaron a los talibanes durante estos años. ¿Una nueva guerra perdida o es una estrategia de los servicios de inteligencia norteamericano? 

 Gran parte del mundo no despega los ojos de lo que ocurre en Afganistán, donde los talibanes derrocaron al Gobierno afgano y tomaron el poder central del país asiático. Mientras tanto en los Estados Unidos emprendieron la retirada de las fuerzas militares que estuvieron presentes en el territorio por casi dos décadas. 

Durante estas semanas los talibanes tomaron distintas ciudades hasta derrocar al poder central del Gobierno del ex presidente refugiado fuera del país, AshrafGhaniAhmadzai, quien fue derrocado en Kabul por milicias talibanas. Dicho proceso no fue tan sangriento como lo esperado, sino que en comparación a otros periodos de la historia afgana, avanzaron  estratégicamente con el juego político que aprendieron de los Estados Unidos. 

 

Antecedentes, el primer acercamiento

A veces hablamos de la relación norteamericana con el Talibán sólo desde su invasión militar en 2001. Pero sin embargo, sus relaciones son aún anteriores. Contextualicemos: en tiempos de “Guerra Fría”, el territorio era dominado por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, quienes necesitaban anexar territorios para poder lograr la salida al océano índico. Del otro lado del mapa, la administración Clinton tenía el “escándalo” de infidelidad con Lewinsky, por lo cual necesitaba reorganizar su agenda feminista; allí es que decide convertir en prioridad internacional el conflicto afgano y la lucha simbólica contra la misoginia imperante en el territorio.

Vale hacer una importante aclaración: el pueblo afgano es tanto una comunidad creyente como también constituido por generaciones de guerreros. Han repelido y luchado contra invasiones a lo largo de su historia como las propiciadas por Grecia, Arabia, Mongolia, Gran Bretaña, etc.

El avance y posterior dominio soviético, fue venturoso en las urbes pero se encontró con el problema que siempre aparecen en las invasiones en el territorio las comunidades rurales en la accidentada geografía de la zona. Allí, en la comunidad Pashtun, surgiría el movimiento extremista Talibán, que encabezaría la resistencia islámica.

Estados Unidos, como es ya de público conocimiento, no sólo aportó financiamiento y armamento a la organización, sino que prestó sus instalaciones de inteligencia para la formación militar y estratégica de diversos actores y movimientos dentro de la resistencia (siendo, principalmente, el Talibán). Dentro de estos personajes elegidos para la formación bélica, surgiría la impronta del Chiita Osama Bin (ben) Laden.

Pasarían los años, los talibanes expulsarían las fuerzas soviéticas (luego rusas) en 1992, y posteriormente tomarían el control total del país hasta la invasión norteamericana/OTAN, instaurando un sistema fundamentalista de organización social. La invasión estaría justificada internacionalmente por la actuación post atentados del 11 de septiembre, como represalia a la negación del gobierno ultra religioso, de entregar al autor “intelectual” del dramático evento.

Invasión y dominio occidental

Los norteamericanos inyectaron a lo largo de estos casi 20 años más de 1 billón de dólares al país para contener la “paz social” en Afganistán, pero que de poco sirvió porque por detrás estuvieron financiando a los talibanes con armas y mucho dinero donde les sirvió para atraer grandes influencias y así llegar al poder. No sólo lo harían en la citadas acciones con respecto a Bin Laden y el Taliban, sino que también lo hicieron con el ISIS y fue el puntapié para entrar a diestra y siniestra a cualquier país con el pretexto de acabar con el grupo yihadista. 

El perverso juego de EE.UU es letal, porque por detrás vienen miles de fallecidos civiles que nada que no tienen nada que ver con su guerra, lo mismo ocurre con Siria, donde la OTAN (Organización de Tratado Atlántico Norte) -ejércitos unidos entre si para acabar con el terrorismo en el mundo-, acabó con decenas de ciudades y miles de personas inocentes que murieron por la “imperiosa” necesidad de controlar la región para que no la ocupe China o Rusia. Todas estas acciones llevadas adelante por la Agencia Central de Inteligencia, que con el surgimiento de los nuevos departamentos digitales de inteligencia, cada vez centraliza más su accionar en términos de intervencionismo extra fronteras.

Volviendo a Afganistán, todos estos años los “Yanquis” ocuparon el país en busca de una estabilidad en la región, con lo cual nunca fue la real intención. Entonces, la pregunta radica que si no lo fue, es así que ¿los EE.UU perdieron nuevamente una guerra ?.Varios analistas internacionales dicen que esta guerra puede ser una derrota del Gobierno norteamericano y se compara a la de Vietnam, pero no en materia de enfrentamiento armado, sino que este fue un juego sumamente político internacional donde muchos jugadores entraron en el juego. 

Ese Billón de dólares aportados por los Estados Unidos, fueron financiados –según sus fuentes públicas- en gran parte por la venta de amapolas (materia prima para distintos medicamentos y como también para la elaboración de diversos estupefacientes, como la heroína). Afganistán es uno de los grandes productores a nivel mundial en cosechar dicha planta. Los talibanes son grandes distribuidores y productores, por lo que a los norteamericanos les sirvió también para financiar distintos criterios dentro de la región, por lo que su unión con estos grupos extremistas van de la mano. 

 

Financiamiento en números 

Un documento que se conoce públicamente detalla todo el financiamiento de los Estados Unidos a distintos sectores en Afganistán, donde se elaboró dentro del Congreso norteamericano en qué se destinaba el dinero en el país. El archivo se lo conoce como Special Inspector General for Afganistán reconstruction (Aquí). 

Dentro de las 164 páginas que componen el documento, se destaca la entrevista realizada dentro del Congreso a GertBerthold, un perito contable del Ejército, quien grafica la gravedad de la corrupción y cómo el dinero fluía de mano en mano hasta llegar a los miembros del grupo islámico. Luego de hacer una revisión de 3.000 contratos por u$s100.000 millones del Departamento de Defensa, el entrevistado señala que se “encontró que el 18% del dinero fue destinado al Talibán y otros grupos insurgentes" de forma indirecta.

El relevamiento da cuenta del financiamiento indirecto - a partir de la falta de control - que realizó Estados Unidos hacia los talibanes. Asimismo, si se tiene en cuenta el volumen de la torta que se quedaron para sí los funcionarios corruptos y los militares privados, el porcentaje asciende al 40% de dicho gasto de Defensa.

En el mismo documento del SIGAR se pone en cifras el desembolso estadounidense exclusivamente para la reconstrucción del país: desde 2001 el gobierno asignó más de u$s104.000 millones. Si se tiene en cuenta el gasto militar, el monto total desembolsado durante la guerra ascendió a u$s1 billón, aunque buena parte del mismo quedó en las empresas armamentísticas de Estados Unidos. Cifras obscenas que no sirvieron para evitar el retorno Talibán sino, por el contrario, contribuyeron al mismo.

Conclusión 

De esta manera el juego escrupuloso de los Estados Unidos es notable y todo sale a la luz, dentro del Gobierno yanqui se echan la culpa entre sí, cuando por lo bajo y dentro de los analistas internacionales se habla, que todo este juego perverso fue orquestado por la CIA, quien siempre junto al ejército estadounidense y con otros servicios secretos de las OTAN impusieron sus propias reglas de juego. 

 

Luciano Barroso 

 

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