Parar el hambre es mas urgente en este momento, que se dice por lo bajo que el acuerdo con el FMI estaría ya caído y no se va a realizar el desembolso de 54 millones de dólares por incumplimiento de las metas.
Todo muy abstracto para gente que vive el día a día y no entiende de macroeconomía. Todo muy inentendible para gente que no tiene un plato de comida nutritiva para poner en la mesa para alimentar a sus hijos. Todo ideado para que unos pocos naden en mares de números crecientes mientras miles clausuran sus fuentes de trabajo y millones sufren las consecuencias de esta vida regida por números que no alimentan los cuerpos y sólo hacen mas abultados los bolsillos. Hay que salir de esta abstracción para ver la realidad que suma a mas pobres en esta mesa vacía de alimentos.
La solución debe ser ya y dejar el resto de las consideraciones bursátiles y cambiarias para otro momento. Pero no es así. El Dios dinero sigue siendo mas importante y paga a pobres de ejércitos armados para que repriman a pobres desarmados que piden comida. Ejércitos privados que matan a viejos seniles que roban un queso de un supermercado. El poder verdadero no permite que se reniegue de sus pautas y ejemplifica con golpes y balas de goma.
Los hambrientos pasan frio en el acampe callejero. Mas hambre del que ya vienen sintiendo en sus ranchos vacíos de confort y da lo mismo estar en la calle. Allí al menos otros ven su desgracia. Allí, junto con otros que sufren lo mismo se manifiestan, se consuelan y aguantan los palos de los ejércitos del poder que llegan a dispersarlos. Esos mismos que persiguen a los tiros a un artesano hasta que muere ahogado en un río; esos mismos que matan por la espalda con la venia del poder; esos que matan a patadas de arte marcial en “legitima” defensa; esos que parten las cabezas de los manifestantes del hambre; esos que deberían proteger y matan al músico por sospechas infundadas y son aplaudidos desde el poder.
El hambre es mas urgente y el Estado todavía no entendió que hay mas del 50% de los niños por debajo de la línea de la pobreza que no comen en sus casas. Niños y abuelos hambrientos es la fórmula para hacer crecer el dinero acumulado en las cuentas del exterior. Con el hambre del pueblo se esta llevando a cabo un plan que ya fracasó en otros países y fracasó también en este, en el pasado.
Los oídos sordos de ambición no pueden escuchar el clamor y los gritos del hambre y siguen en su juego diciendo que van por el camino correcto.
Por: Marcelo Sordi