Las pequeñas treguas que concede el dolor se evaporan por simples actos cotidianos. Un recuerdo de su papá o el saludo de un cliente que pasa por su puesto de diarios devuelven a Marcelo Manduca (48) a un laberinto del que le gustaría escapar. Ese que marca que desde hace casi un año ya no tiene a su hermano Carlos (49), el canillita asesinado por ladrones.
Marcelo sabe que de eso se compara con lo que tocará revivir a partir de esta jornada, cuando comience el juicio contra uno de los dos acusados por el homicidio. Allí tendrá la chance de mirar a la cara al joven de 18 años, que era menor en el momento del crimen y fue entregado por su familia. “Estamos ansiosos por el arranque del juicio. Queremos que los delincuentes paguen por lo que hicieron. La vida de él no viene más, pero necesitamos justicia”, explicó Marcelo, que además de continuar con el legado familiar como canillita también presta servicio como bombero desde hace 30 años.
Carlos fue asesinado el 26 de abril del año pasado, a metros de su puesto de diarios, en la localidad de Caseros. El vecino intentó defenderse, forcejeó con un ladrón y cayó al pavimento. Otro asaltante tomó un arma del suelo y lo asesinó a sangre fría. Los asesinos usaron la pistola de la víctima, con pasado en la Bonaerense (Ver Nota).
El homicidio fue registrado por una cámara de seguridad de la cuadra. Esas imágenes también mostraron que, segundos después de los disparos, uno de los ladrones se acercó a la víctima, le revisó sus bolsillos y le sacó las llaves de su camioneta, una Ford EcoSport que utilizaron para escapar. Por el asesinato hay dos detenidos. Uno de ellos, aunque ya tiene 18 años, será juzgado bajo el régimen de la Justicia de Menores. Lo acusan del delito de “homicidio criminis causa” (matar para ocultar otro delito, en este caso el robo).
El otro acusado, de 23 años, está señalado como autor material del crimen y sigue preso a la espera del juicio. “Al final del juicio se declara la responsabilidad penal del chico y queda sujeto a un año de tratamiento tutelar, interdisciplinario. Después de ese año viene una audiencia de determinación de la pena en la que se convoca a todas las partes a fin de discutir qué pena se establece”, explicó Alejandro Buigo, abogado de la familia del canillita.
Legado familiar
Sólo habían pasado 11 días del crimen de su hermano cuando Marcelo reabrió el puesto de diarios donde lo mataron. "Uno llora pero hay que salir al ruedo. Hay que seguir con nuestro legado, que es vender diarios y cumplir con los clientes", le había contado a Clarín tras esa difícil decisión. La parada hoy es manejada por la esposa de Carlos, madre de uno de sus tres hijos, entre ellos una nena de 8 años.
En el otro puesto familiar, ubicado frente a la Municipalidad de Tres de Febrero, sigue trabajando Juan Carlos (76), padre de los hermanos Manduca. La tradición alcanza a su abuelo, Elías José, el pionero. “Mi viejo es un tipo grande. Tiene dolor. Muchas veces me dice: 'si estuviera tu hermano', y se le escapa un lagrimón. Pero la va llevando. Lo ayuda mucho el contacto cotidiano con los clientes”, contó Marcelo.
Fuente: Clarín