En la segunda quincena de noviembre de 2025, cinco empresas industriales detuvieron actividades o cerraron plantas en el país. Los impactos se centraron en las provincias de Buenos Aires, La Rioja y San Luis, con efectos en metalurgia, electrodomésticos, textil y autopartes.
Entre los motivos mencionados destacan la caída del consumo interno y el aumento de la competencia de productos importados, que ingresan a menor costo. Las empresas afectadas pertenecen a diversos rubros pero comparten un diagnóstico común: dificultades para sostener la producción en un contexto de demanda baja y presión de importaciones.
Las consecuencias se extienden más allá de las plantillas formales, con impacto en proveedores, servicios asociados y empleo indirecto en las localidades donde operan las plantas.
Cierres y suspensiones en Buenos Aires
En el partido de Pilar (Buenos Aires), la multinacional Whirlpool cerró su planta de forma sorpresiva y despidió a 220 empleados, entre trabajadores de producción, ingeniería y calidad. La compañía argumentó dificultades para competir en mercados externos y un contexto de desaceleración del consumo combinado con un incremento de las importaciones.
Impactos más allá de la plantilla directa
Los cierres y suspensiones no se limitan a los empleos directos. Las empresas también afectan servicios asociados, proveedores locales y el empleo indirecto en las comunidades circundantes. La desaceleración económica tiene un efecto cascada.
Cierre con proyección: Futuro de la actividad industrial
Este escenario plantea interrogantes sobre la resiliencia del sector industrial argentino frente a estos cambios estructurales y la necesidad de adaptarse para mantener su relevancia en el mercado. La capacidad de las empresas para reinventarse y diversificar sus rubros puede ser un factor determinante para superar estas dificultades.